
Lance es un prodigio al volante a lo que añade algo importante en el automovilismo: la capacidad económica. Su padre, Lawrence, es un magnate de las firmas de ropa y pieza clave en la expansión de marcas como Ralph Lauren, Tommy Hilfiger, Pepe Jeans o Pierre Cardin. Las malas lenguas dicen que Lance disputa cada carrera con un chasis totalmente nuevo y que tiene cuatro mecánicos a su servicio los 365 días del año.
Un buen padrino favorece mucho la carrera de los jóvenes y, a sus once años, Lance tiene bien encauzado el futuro. Como curiosidad, decir que su gran rival en el kárting canadiense es Kami Moreira Laliberté, de diez años, hijo de Guy Laliberté, fundador del Circo del Sol y el 374 más rico del mundo.
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