
En la segunda, tocó en el interior de una curva a izquierdas, y el coche salió despedido hacia el exterior, iniciando una sucesión de vueltas de campana. Acabó boca abajo, pero tras ser colocado en la posición correcta y comprobar que ni Kimi ni su copiloto, Kaj Lindstrom, sufrían daños, partieron en marcha hacia la asistencia.
Al llegar los mecánicos comprobaron que las barras antivuelco se habían partido, por lo que resultaba imposible solucionar los daños para que pudiera tomar la salida. El coche lucía bajo una lona en la asistencia.
Una pena, porque los tramos de asfalto de la segunda y tercera etapa era el terreno idóneo para que "Iceman" luciera sus dotes de gran conductor en ese piso.
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